Mama fit, suena extraño leerlo, y aun más imaginarse a ese personaje. Siempre hemos tenido en la cabeza que la maternidad nos cambia desde todas las perspectivas y tal vez la más evidente desde afuera es “el cuerpo”. Nuestro templo, el espacio en la cual generamos vida, el espacio donde viven muchas personalidades, muchas voces y muchos mundos. Bueno, pero ¿qué es eso de ser una mamá fit? Para mí, es la forma de no renunciar a mi esencia, de mantener ese templo lo más limpio y puro posible, es honrarme todos los días y respetar el espacio donde habitan todos mis mundos, mis pasiones y hasta mis miedos.
Todo empezó con mi primer embarazo y el cambio de país que tuvimos hace 7 años. Me enfrenté a la cocina, a escoger cada ingrediente, a decidir no solo por mi, sino por mi hija que estaba por nacer. No fui muy consciente por esos días de la importancia de la nutrición, desconocía muchas cosas, aun desconozco una infinidad, pero para ese entonces estaba realmente en pañales. No fue sino hasta que queríamos tener otro bebé que me enfrente a un cuerpo lejano de mis ideales. Siempre he sido flaca y muy activa, pero las curvas que veía en el espejo no eran lo que mi cabeza tenía grabado. A pesar de saber que la maternidad traía sus consecuencias, me negaba a creer que tenía que conformarme con lo que veía en el espejo.
Fui a la primera consulta con una Nutricionista en mi vida. Seguí su plan el pie de la letra y los cambios que empecé a notar tanto física como mentalmente fueron increíbles. Me apasione por el tema. Empecé a leer, a buscar información, aprendí a leer las etiquetas de los productos, me “empeliculé” con el tema y lo volví un estilo de vida. Desde ese momento me volví una vocera del la vida saludable, de los buenos hábitos, de la importancia del ejercicio, de lo indispensable que es tener paz con uno mismo, en todo el sentido de la palabra. Me dediqué a desaprender todos los días y a crear mi mundo feliz.
Más allá de mamá fit, busco ser mamá una “en balance”, diría que es una de las cosas más difíciles que existen. Quiero tener todo en equilibrio, no llevar mis decisiones a los extremos, no ser tan restrictiva ni tampoco tan permisiva. Quiero me mis hijas aprendan que las cosas no son ni blanco ni negro, que para todo hay muchos puntos intermedios y que todos son válidos.
El balance es mi nueva filosofía, vivir feliz es mi meta diaria y compartir lo que aprendo es mi pasión. Ser mamá me ha llevado a conocerme más de lo que siempre imaginé, me ha hecho ser más humana, más capaz, más resistente y más poderosa. Ser la mamá que soy, me hace feliz y hace que mi familia y los que me rodean vibren en la misma frecuencia.
Escrito y fotos de: Paulina Botero
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