Mi primera lactancia, que inicio tortuosa, demostrando la falta de información y confianza, se convirtió en un proceso que me trajo muchos aprendizajes, relaciones, activismo y conexión con mi pareja que fue mi fan #1 para que la lactancia sea exitosa.
Inicié mi lactancia muy segura pensando que sabía todo después de 2 años de lactancia con mi hija mayor. Pero mi hijo me enseñó a ser humilde, respetar mi cuerpo, seguir aprendiendo y agradecer cada proceso como único.
Este es mi 3er bebé, mi primera hija, mi asiento de lactancia soñado, y esa no soy yo. Después de un parto veloz, poderoso y lleno de amor, mi bebé salió al mundo a brazos de su papá y a ojos de sus hermanos; eso, tanto a él como a mí nos dio mucha paz y seguridad de que todo iba a estar bien. Lactó enseguida y mucho, y después empezó la carrera…mi placenta no salió y tuvimos que ingresar a un hospital para que la saquen. Yo tuve complicaciones y pérdida de sangre, mi bebé perfecto a cuidado de su papi y de mi increíble doula.
Al salir del quirófano, vino un doctor que nunca había visto y me contó que fue quien hizo el procedimiento de sacar la placenta. Me contó que la pérdida de sangre fue bastante y que por eso, y cito “puedo firmarte, no vas a tener leche, pero no te preocupes hay fórmulas muy buenas”. Yo creo que los fármacos que tenía en mi cuerpo hacían que esté demasiado tranquila, no le respondí nada, solo oía todas las cosas de mi cuerpo que tampoco “podrían” funcionar, que estaba en observación a ver como reaccionaba. Lo único que mi cabeza procesaba era sobre mi leche, finalmente pensé: este doctor no tiene idea con quién está hablando!
Estuve 2 días y medio sin ver a mi bebé, veía a mi esposo un poco en la mañana y un poco en la tarde donde me contaba lo bien que estaba mi bebé, que teníamos la suerte de tener una tribu de mamás y más que nada de amigas que se vuelven familia y mi familia en sí que nos apoyaba a que todo funcione fuera del hospital. Mila, fue quién le dio su leche a mi bebé, y fue un par de veces a darle de lactar en mi casa (estrenó mi sofá), y junto con otras mamás con quienes se formó toda una logística para darle la leche que mi bebé necesitaba en esos días…eternamente agradecida a Caro y Gaby. Todo esto organizado por mi gran amiga y doula, Dani.
Los dos días después de re-encontrarme con mi chiquito fueron duros, demandantes, largos, pero muy esperados. Yo no desconfié nunca en mi cuerpo y en mi capacidad de proveerle de comida, me sentía fuerte y sana y no veía razón para no producir lo necesario. Los días que estuve sola no hice ningún tipo de estimulación, ni me saqué leche ni nada….ni yo lo pedí, ni me ofrecieron, sabía que cuando esté con mi hijo eso fluiría. En ese par de días al inicio le di solo 2 veces leche de las otras mamás, e hicimos una re-lactación. Ya en la casa los 5 juntos y con más tranquilidad la leche empezó a bajar. Agradezco tanto a mi hijo que me tuvo paciencia, que aguantó el tiempo que le pedí que espere para que tenga la cantidad necesaria y así no tuvimos que complementar nunca.
La mente, la confianza y el apoyo de mi gente hizo que tengamos una lactancia muy especial al inicio y que hasta ahora (10 meses) agradezca cada día a mi cuerpo por su fortaleza y resiliencia.
