Ni yo me lo puedo creer 🤦🏻♀️ que sentí la necesidad de escribir de este tema, en la lactancia con mi tercer hijo. Cuando una piensa que (por lo menos eso) lo tiene bajo control, que ya sabe como va la cosa, que el tercero entiende más, y te encuentras con un pezón lastimado y un bebé mirándote desafiante 👶🏻.
Ya tengo más de 5 años de lactancia, con breves descansos entre cada hijo, la cual empezó con los problemas más comunes, no normales, sino comunes. Es decir, me lastimé los pezones 💥, sentía que no producía lo suficiente, mi hija lloraba🌪, yo lloraba 💧, dolía hasta bañarse y además la culpa auto-infringida y el terror 🚫a caer en el círculo viciosos de la fórmula y el biberón. Ya saben, una lactancia como muchas.
¿Cómo sobreviví 🤔 y además seguí por tanto tiempo?
De inicio, el apoyo incondicional de mi esposo hizo que recuerde siempre porque había decidido dar el pecho, además de quitarme todo el resto de responsabilidades del cuidado de la nena y de la casa y permitirme enfocarme solo en darle de comer. Después, haber encontrado ese oasis en medio de la maternidad que puede ser muy solitaria, hizo que me identifique con mujeres👭 que pasaban cosas parecidas (y peores) que yo, donde nos apoyábamos y encontrábamos la manera de curarnos las expectativas, y aprender que la lactancia es mucho, muchísimo más que alimentar. Es así como llevé unas lactancias muy fluidas 💦, lindas la verdad, y que terminaron cuando hubo un acuerdo entre las partes y así nunca se sintió como obligación para nadie.
La maternidad, y mis lactancias me han hecho aprender a cuestionar mi estado “mental” frente a cada dolencia física. Oséa, algo duele, y me pregunto: ¿Qué me está pasando?, ¿qué necesito?. Y me ha ido bastante bien con eso, especialmente al inicio de las lactancias cuando hay tanta incertidumbre y presiones de si tendré leche, de si será suficiente (o si seré suficiente). Además en mi caso, en los dos últimos partos tuve intervenciones a causa de problemas en mi placenta, lo que hizo que inclusive me dictaminen que no iba a poder dar de lactar. Mi determinación💪🏼, conocimiento y confianza en mi cuerpo hicieron que nunca haya tenido que recurrir a otras formas más que mi leche (bueno, leche materna de mujeres increíbles nos ayudaron al inicio).
Y bueno, con tanta maravilla, ¿qué hago escribiendo ahora con un hijo de más de una año y un pezón lastimado😳?. Había oído de amigas y leído sobre el terror que puede causar los dientes de nuestros hijos y sus prácticas de morder realizadas en nuestros pechos. Siempre había dicho que explicando a mis hijos que me duele, no se habían atrevido a hacer más…pero ahora, por hacer que se duerma, que duerma más largo o que me deje descansar un poco más, caí…caí en dejarle que experimente en mí. Pensé que no iba a ser para tanto, pensé que ya no me podía pasar nada.
AY! Estos hijos y la lactancia cuánto nos enseñan y a veces hasta nos presionan para parar y mirar 👀. Ayer mientras me ponía la crema de lanolina esperando que sane pronto mi pecho, me veía como estaban tan llenos, tan fuertes y sanos para seguir alimentando a mi no tan bebé. Agradecí 🙏🏼 ese momento de volver a verme y a valorarme.
Autora: Belén de mamylounge
