Desde la libertad de escoger y decidir en un mundo donde criar es invisibilizado y carece de sostén estatal, cultural e individual sigue siendo el acto político más relevante para la humanidad, finalmente es un tema de salud mental. En nuestras manos recae el futuro de la sociedad, por lo tanto, es mi libertad el asumir esta responsabilidad con entrega, presencia, con cuestionamientos, me permito derribar mitos y creencias para encontrarme siendo la versión de madre que puedo ser mientras acompaño el crecimiento de mi hija. Lucho contra mis propias sombras, cuestiono lo aprendido y muchas veces lo heredado que ya no me corresponde.
Ser «cuidador»
Lo que significa ser “cuidador” (madre, padre, abuelos, etc.) y el enorme acto revolucionario que esto conlleva vivirlo desde la perspectiva propuesta por la neurociencia y la psicología, por medio del respeto de la infancia, reconociendo a los niñ@s como sujetos de derecho. Algo difícil viviendo en una sociedad profundamente jerárquica.
Cómo cuidadores principales de nuestras hijos, nos hacemos responsables de acompañarlos en su etapa de desarrollo más sensible y vulnerable, su sagrada infancia.
En una sociedad de alto consumo, violenta, injusta y nada equitativa, hay que cuestionarse ¿Qué tipo de crianza estamos asumiendo? ¿Cómo nos estamos preparados para asumir el rol de acompañantes amorosos? Eva Reich plantea que los niños respetados son niños pacíficos y sin neurosis.
Y sin más vueltas que darle, la verdadera revolución mundial comienza en el nido, en el nido que vamos construyendo, alimentando, sosteniendo y cuidando cada día; nuestro nido.
Gestando, pariendo, criando, co criando con amor y respeto construyendo así esa sociedad con valores centrados en la cooperación, comunidad, diversidad, justicia, equidad, libre de violencia.
Me gusta más la palabra acompañar que criar, porque me convierte más en observadora que guiadora, sin embargo, el rol que elegí tomar me ha permitido acompañar la edad mas preciada y sensible de mi hija y eso en estos tiempos ha sido todo un acto revolucionario.
Vivir una crianza activa impacta de manera positiva al desarrollo físico y emocional de nuestros hij@s, impacta también en las relaciones de pareja, sobre nosotr@s mismos, y por supuesto sobre la sociedad, es como un ganar ganar, salvo que para el sistema en el que vivimos no sea atractivo en términos de $$.
Maternar, paternar, criar implica ser los cuidadores que establecen lazos afectivos profundos, entendiendo y aceptando que la vida de nuestros hij@s depende de nuestras acciones conscientes o inconscientes, es un acto de responsabilidad, rebeldía y amor. Para estar dispuesto a acompañar a nuestros hij@s es inevitable comprender la empatía, y tratar de entender así sus experiencias, emociones, potenciando nuestra propia capacidad de convertirnos en escuchadores activos, observadores, acompañantes.
Con cariño Majo