El miedo y la entrega a los que es
Psicológicamente hablando el miedo se presenta de muchas formas: incomodidad, ansiedad, nervosismo, tensión, temor, fobia, en fin, este miedo se refiere a algo que podría pasar, no a algo que está ocurriendo en este mismo momento.
Cuando fantaseamos en la mente, conectamos con la ansiedad del futuro, sentimos nervios y vivimos en ese estado permanente, porque nos desconectamos del aquí y ahora. «Tengo este miedo de que algo «podría pasar» y no a algo que en este momento de mi vida estaría ocurriendo»
Para algunas mujeres madres la entrega a la maternidad puede traer connotaciones negativas que implican derrota, renuncia, fracaso. Pero la verdadera entrega es distinta. No significa soportar pasivamente cualquier cosa y no hacer nada al respecto, así como tampoco significa dejar de hacer planes o acciones positivas en nuestras vidas.
La sabiduría de entregarse a lo que es
La entrega es ceder, es la gran sabiduría de ceder, al fluir de la vida más que de resistir. Entregarse es el aceptar el momento presente tal y como es, abandonando la resistencia interior que produce esta aceptación.
Entiendo también que este hecho se vuelve complejo cuando las cosas “van mal”, ósea cuando percibimos que nuestras expectativas no son lo que estamos viviendo.
Cuando aceptamos el momento presente tal y como es, logramos liberarnos de la mente.
Con la entrega, el mundo exterior se verá modificado, si yo no puedo aceptar mi vida tal y como es, nunca podré aceptar a los otros como son; buscaré juzgarlas, criticarlas, etiquetarlas, rechazarlas o incluso trataré de que cambien. En la entrega, ya no necesitamos las defensas del ego con todas sus máscaras, no necesitamos nuestras corazas. En la entrega abandonamos la resistencia y nos volvemos vulnerables para descubrirnos siendo nosotros mismos, más reales.
Y la maternidad se trata de eso, una entrega constante.
Mi mejor herramienta frente a una lactancia dolorosa, fue dejar de resistir.
Sí, bien, la entrega es considerado como un fenómeno interior. Esto no significa que en el exterior yo no puedo actuar o cambiar una situación específica. Yo recuerdo cuando nació mi hija, tuve una lactancia muy dolorosa tenía la opción obviamente de resignarme y quedarme viviendo en ese dolor y sufrimiento. Yo no podía aceptar, que esa situación fuera tan desagradable, tampoco necesitaba engañarme a mí misma y decir que no había nada de malo en este dolor y que a todas las mujeres nos tocaba pasar por esto. Opté por reconocer todo lo que sentía corporalmente, reconocí todos los pensamientos fantasiosos que de mi emergían y empecé a prestar más atención en el momento presente sin juzgarlo, sin etiquetarlo y sin darle cabida a la mente de ninguna forma. Yo empecé a aceptar lo que estaba viviendo, empecé a emprender acciones positivas para hacer todo lo posible para que mi lactancia sea fluida. Porque mis acciones negativas eran sumergirme en el llanto, la frustración, la desesperación y todas estas acciones tenía una cadena negativa en mi vida y obviamente en la vida de mi hija. Me di cuenta también que cuando vivía mi lactancia en dolor y negación, todo mi cuerpo se tensaba, se contraía y me volvía mucho más rígida física y mentalmente, siempre es estado de resistencia. En este estado de contracción, la energía vital no logra fluir libremente. Para acompañar este proceso profundo de aceptación, dejé que mi cuerpo hable a través del llanto, aprendí de a poco a respirar, a pedir a los demás cosas, aprendí a hablar de una manera más asertiva que agresiva, me refiero a que este proceso de “entrega” tuvo varios acompañantes.
¿Y cómo soltamos la resistencia?
Empieza por reconocer que existe. Conócela, permanece en tu cuerpo observando que ocurre en tu mente, que pensamientos surgen, que emociones vienen, que recuerdos se presentan. Mantente en observador y sin juzgar, sin modificar, sin pretender cambiar nada, solo vive y observa lo que surja.
Y en este momento te pregunto, si estás viviendo una situación de infelicidad, pregúntate a ti mismo, ¿hay algo que pueda hacer para cambiar la situación, mejorarla o apartarme de ella?
Si es así, toma acción, actúa. Concéntrate en la acción que puedes tener en este momento, no de las miles de acciones futuras que podrían ser. Con esto no te quiero decir que no planifiques las siguiente acciones, una meta sin un plan es solo un deseo. Incluso puede ser que esa planificación sea tu única herramienta en este momento.
Con cariño Majo.