El parto es un proceso dinámico, un proceso vivo, y no es la posición en si lo que puede facilitarlo; es el movimiento lo que hace que se desarrolle con normalidad. Aún así, una posición favorable o desfavorable puede influir poderosamente, tanto en el dolor como en la facilidad o dificultad con la que progresa el parto.
Una mujer con libertad de movimiento, buscará su comodidad y elegirá siempre la mejor posición: aquella en la que sentirá menos dolor y en la que más fácilmente se va a encajar y va a nacer el bebé. Difícilmente escogerá colocarse boca arriba, con las piernas en alto y colgando, pues esta es la peor postura para el desarrollo del parto.
Las hormonas del parto ayudan a la mujer a desinhibirse y comportarse de un modo espontáneo, lo que le ayuda a conectarse con las necesidades reales de su cuerpo y adaptarse a ellas variando la postura para adecuarla a cada momento y situación.
Etapas de descenso del bebé
La pelvis es el “tubo” por donde pasa el bebé, un tubo que no es igual por todas partes, si no que tiene curvaturas y diferentes diámetros. Tiene 4 escalones, denominados planos de Hodge. El primer escalón está determinado por el borde superior de la sínfisis del pubis, el segundo por el borde inferior, el tercero por las espinas ilíacas (parte más estrecha), y el cuarto por la punta de coxis (en este plano la cabeza casi puede verse asomar por la vulva).
A medida que la cabeza va descendiendo por esos escalones, con el consiguiente avance de la dilatación cervical, las mujeres adoptan instintivamente, diferentes posiciones para facilitar o abrir espacios que el bebé ocupa en ese momento. El dolor y las sensaciones de presión, son una pista que indica donde está el bebé en cada momento.
Escogiendo posturas según el momento
- Al principio del parto, las mujeres adoptan posiciones verticales- de pie, andando o subiendo y bajando escaleras-, moviendo su pelvis de un lado a otro y apretando los glúteos con cada contracción.
- Cuando el bebé se encuentra en el segundo plano, puede apetecerles más estar sentadas, con las caderas ligeramente abiertas y moviendo la pelvis de un lado a otro (el efecto “bota”).
- Cuando el bebé está cerca del tercer plano, las mujeres tienden a echarse hacia delante, apoyándose en alguna superficie estable, a ponerse de rodillas,…
- Al final, en el expulsivo, es muy frecuente ver que las mujeres cierran sus rodillas y arquean la cabeza hacia atrás.
Todas estas posturas son las más habituales, en partos con libertad de movimiento, en función del plano en que se encuentre el bebé. Sin embargo, cada mujer puede colocarse en cada momento de estas u otras formas, en función de sus necesidades y sensaciones. No hay una postura que sea la mejor, sino que existe una para cada situación, por ello es muy importante poder cambiar de postura. La matrona puede sugerir en algunos casos probar algunas posiciones para solucionar problemas de encajamiento del bebé.
Trucos para situaciones concretas
Según la postura del bebé
- El bebé está alto y la dilatación va progresando
Lo mejor es deambular, subir y bajar escalones y mover la pelvis balanceándola.
- El bebé está bajo y la dilatación no progresa
Si esto ocurre, el cuello puede empezar a edematizarse (engrosarse) por la excesiva presión que ejerce la cabeza del bebé sobre él. En este caso hay que tratar de frenar el avance de la cabeza, hasta que el cuello uterino vaya dilatándose. Para ello es bueno colocarse o a cuatro partas procurando que la cabeza quede por debajo de la pelvis (o lo que es lo mismo, con el trasero por encima de la cabeza), o en decúbito lateral (acostada de lado).
- El bebé no termina de encajarse
Si ya estás en el expulsivo y el bebé continúa alto, cambia de postura. Cualquier posición vertical te ayudará a que el bebé descienda, gracias a que la gravedad incrementa el empuje de cada contracción.
- El bebé se queda atascado abajo
Si el bebé se queda atascado en la parte más estrecha de la pelvis, tendremos que elegir posturas que abran ese espacio. Las posiciones verticales y en cuclillas (siempre que haya un buen apoyo plantar) son las más adecuadas.
- El bebé está al revés – en posterior
Si el bebé tiene la espalda hacia la espalda de la madre y mira hacia la barriga de su mamá, el parto puede ser más difícil pues el bebé ocupa de esta manera más espacio. Existen dos posturas que pueden ayudar al bebé a girarse o incluso facilitar el parto: a cuatro patas y de lado en la cama forzando el decúbito, es decir, inclinándose hacia el lado del dorso del bebé (mirando hacia el techo), con la pierna que está sobre el colchón bien estirada y la que queda arriba lo más flexionada posible.
Otros casos
- El bebé es muy grande
La posición más favorable es a gatas, que deja la pelvis libre para que el bebé rote sin que sus hombros se atasquen.
- Distocia de hombros
Ocurre cuando la cabecita del bebé ya ha salido pero los hombros todavía están dentro del cuerpo de la madre y les cuesta salir, este es un problema relativamente poco frecuente. Si la mujer se pone a gatas puede realizársele la maniobra Gaskin (que debe su nombre a la matrona norteamericana Ina May Gaskin). Otra postura sería la siguiente: curvando un poco la zona lumbar hacia delante, usando un almohadón en el sacro, o presionándolo con los puños si la mujer esta tumbada, y rotando las piernas hacia dentro como si juntara sus rodillas.
- Se presiona el cordón
Cuando esto ocurre, el ritmo de los latidos del corazón del bebé desciende con cada contracción. En la mayoría de los casos, esta situación se soluciona simplemente incorporándose o poniéndose de lado, al liberarse la presión del cordón.
Recursos para adoptar distintas posturas
Existen algunos elementos que facilitan que la embarazada adopte diferentes posturas.
- Es muy importante la comodidad, por lo que la mujer de parto debe disponer de una cama ancha, que no esté demasiado alta ni demasiado baja, para que pueda subirse y bajarse de ella con facilidad, y con cojines en los que poder apoyarse.
- Cuando viene una contracción, las mujeres suelen apoyarse en su pareja, en el respaldo de una silla o algo que le ofrezca sostén, para ello son útiles por ejemplo las cuerdas o pañuelos grandes que cuelgan del techo.
- Balancearse ayuda a encajarse al bebé, las pelotas grandes tipo Pilates, facilitan el balanceo, favorecen el progreso de la dilatación y ayudan a encajar las contracciones.
- Ya en el expulsivo, cuando sienten ganas de empujar, se ponen a cuatro patas o de rodillas apoyadas en alguien o sentadas en un taburete obstétrico (taburete de madera bajito, con una abertura hacia delante), que permite sentarse casi en cuclillas.
Epidural y movilidad
La epidural en dosis altas o mal administrada puede reducir o incluso eliminar totalmente la movilidad de la mujer, y aunque solo eliminase las sensaciones dolorosas, obliga a un mayor control del parto, a través de una monitorización continua, que si no es inalámbrica obliga a la mujer a estar atada por medio de cables al monitor, lo que reduce sus posibilidades de moverse y cambiar de posición. Impide a la mujer escoger la postura más cómoda, lo que puede dificultar la evolución del parto y alargarlo. Esta circunstancia hace que se incrementen las posibilidades de que el parto acabe de forma instrumental, con la utilización de fórceps o ventosas.
La walking epidural, que alivia el dolor pero permite moverse, puede ser una opción más suave para las mujeres que la desean, combinada con una monitorización inalámbrica.
El baño de agua caliente favorece la secreción de endorfinas, que alivian el dolor de la segunda fase de la dilatación, que a menudo se acorta, y es una buena alternativa a la epidural para paliar el dolor.
Bibliografía:
- «Acciones que facilitan el parto», revista «El mundo de tu bebé», Anabel García Carabantes.
- «Posiciones especiales, para partos especiales», revista «El mundo de tu bebé», Blanca Herrera.
- «La posición más cómoda para el parto», revista «El mundo de tu bebé», Pilar de la Cueva.
Fuente: El Parto es Nuestro.